El nuevo padre de una parroquia
El nuevo padre de una parroquia estaba tan nervioso en su primer sermón que casi no pudo hablar. Antes de su segundo sermón le pregunto al monseñor cómo podría hacer para relajarse y este le contestó que la próxima vez que subiera al púlpito pusiera un poco de vodka en el agua, y que después de unos sorbos todo saldría más relajado. Al siguiente domingo puso el consejo en práctica y sintió que podría hablar incluso en medio de una tormenta, se sintió de maravilla. Después de regresar a la rectoría de la parroquia encontró una nota del monseñor que decía: